«Dulce es la niña como la carne de caza» es una reflexión poética sobre el cuerpo, el ansía de reconocimiento y la vivencia del deseo atravesada por internet. La autora trata la experiencia de un cuerpo femenino que busca ser reconocido y amado, y que, sin embargo, no deja de mirar fijamente a una pantalla, preguntándose: ¿es posible escribir poesía mirando Instagram cada 5 minutos? ¿es posible desear con sosiego haciendo scroll en Tinder? Se realiza aquí un acercamiento poético a la transformación del cuerpo amante y su pulsión de disolverse en el Otro, de borrar los límites físicos de la carne.
ㅤ
Ante el imperativo de la dulzura, explora la posibilidad de convertirse en una Bestia fea, asquerosa y repulsiva, rechazando el mandato de ser buena y dulce. «Quiero dar miedo y asco: ya no ansío ser querida».
ㅤ
El poemario culmina hablando sobre ciervos, coronas de marfil, huesos de la cadera arrancados, sobre la dulzura femenina y cómo acabar con ella, hasta que el amor y la amistad aparecen como salvación: «todo eso haría por ti, / esta cierva, / (…)/ desde el espejo».