Hay en Líquida tuya y vertebrada una noción del amor radicalmente cierta y escandalosa: el amor es una trama de procesos fisiológicos, es la gestión de la mierda, el excremento, el pipí, fermento regurgitado, resto alimenticio y grasa acumulada o, en palabras de la autora, “sudor, caca, rabia, pis”. La sexualidad es entonces charca de heces, fango, la renuncia a los contornos de la propia identidad, un derrame de fluidos en perpetua confusión: “seré idealmente defecada orinada salivada menstruada eyaculada parida vomitada por ti” o “alguna vez me he buscado / entre tus heces” escribe una Carla Nyman en estado de Diosa. BEGOÑA MÉNDEZ
el primer corazón lo tuvo un pez
hace quinientos millones de años: cuántos
fueron los milenios para que me abriera?
a este gesto inmenso
de llamarte( )
la lengua escupida hacia afuera
acentúa su condición de órgano
deformada una vez más
hacia allá me quebré( masticándote )
Líquida tuya y vertebrada
Carla Nyman (Palma de Mallorca, 1996) es graduada en Filología Hispánica y, además de poeta y dramaturga, ha trabajado como traductora, guionista y actriz. Sus composiciones poéticas han aparecido en revistas como Zéjel y Anáfora. En 2018 obtiene una beca de residencia literaria en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores. Fue finalista del Premio Adonáis de Poesía 2019 y 2020, y ha recibido diversos galardones como el XXI Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven por su poemario Elegías para un avión común y el accésit del XII Premio Romero Esteo para la dramaturgia joven por su obra Árbol quemado. Este año fue finalista de la I Residencia Dramática que convoca el Centro Dramático Nacional. Más allá de esto, en la actualidad escribe, dirige y se gana la vida enseñando literatura.