Los ensayos de Mary Oliver son simples en el mejor sentido de la palabra, esa «simplicidad, simplicidad» que reclamaba Thoreau y de la que hizo su insignia. En ellos hay una suerte de impulso ético pero siempre embarrado, ligado a la tierra y al camino, una filosofía para la vida deducida de las observaciones más cercanas e imperceptibles, una espiritualidad sin templo ni credo que no deja a nadie fuera: creyentes y descreídos, apáticos y apasionados, próceres y colibríes, robles leñosos y efímeros mosquitos. Pero, cada vez que les canta a las hojas, los ciervos o los escarabajos, cada vez que los hace objeto de su razón poética, sus palabras se transforman en rezo, meditación y elegía. Mary Oliver se pregunta continuamente cómo vivir, y sus textos no dan respuesta, pero sí consuelo.
La escritura indómita
Mary Oliver (1935-2019). Poeta y escritora, su trabajo se inspiró en la naturaleza y provino de su inexpugnable y constante pasión por los paseos solitarios por territorios salvajes. Ganó tanto el National Book Award como el Premio Pulitzer, y fue doctora honoris causa por cuatro universidades. Es autora de más de una treintena de libros, la mayoría poemarios y unos pocos ensayos, entre los que destacamos ‘La escritura indómita’ (Errata naturae, 2021), ‘Why I Wake Early’ (2004) o ‘Blue Horses’ (2015).